Recuerdo el día en que atravesé Carabobo en el norte por primera vez, ahí donde se dividen las “cuatro bocas” y la calle da paso a una casa grande diseñada por el maestro Rogelio Salmona, pero que no chilla con las demás casas del barrio y que al entrar se respira vida. Esa “La Casa de Todos” donde te encuentras a las tejedoras del barrio contando historias y cosiendo al son de la música que usan los los chicos de break dance para bailar.
Ese día pensé en la real intención del espacio público, que se hace vital cuando da paso a la participación, a la apropiación de aquellos que por ahí transitan, y a otros que pasan también largas horas de sus días aprendiendo, enseñando y caminando.
Por ahí dicen que Medellín se ha transformado gracias a la cultura, pero más que eso creo que se ha transformado gracias a aquellos que creyeron y creen en los procesos culturales. Donde la transformación social y la recuperación urbana da lugar a la equidad, la identidad, el fortalecimiento de tradiciones y la posible creación de procesos artísticos, educativos y culturales.
Me lleno de orgullo cuando escucho hablar de Parcharte, esa casa morada que da vida al arte en la Comuna 13 y que le apuesta a los artistas emergentes, que visibiliza a los jóvenes y cree en su potencial. Igual cuando se habla de Nuestra Gente, la casa amarilla que desde la Comuna 2 tiene todo un universo comunitario pensado como dicen ellos “para formar personas que sean referentes de una cultura de vida, de sueños comunes, seres portadores de alegría, paz y solidaridad”.
Si pienso en lo audiovisual, está Platohedro, con propuestas desde la formación, la producción y la comunicación. Si hablamos de arte están Casa Tres Patios, Taller Siete, Taller Sitio y Casa Imago. Y los museos que grandes propuestas han traído a la ciudad los últimos años, El Mamm, Museo de Antioquia y su Casa del Encuentro, Casa Museo Pedro Nel Gómez y El Castillo.
Este año arrancó con fuerza el Centro Cultural Facultad de Artes de la UdeA, ubicado en el antiguo Mamm, y los Parque Biblioteca y la Casa de la Lectura Infantil se consolidan como espacios de ciudad, lugares de encuentro donde convergen el acceso a la información, el disfrute cultural y la comunidad.
No hablé de teatro, ni música, ni danza… ni de todos los artistas, promotores y gestores culturales que han hecho tanto por llevar cultura a cada rincón de esta ciudad. El reto es grande, mantener los existentes, apoyar a los que están surgiendo y luchar por seguir construyendo más escenarios culturales.
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